En las criptas del templo de
Hathor en Déndera podemos encontrar unos relieves que la pseudociencia se ha
encargado de divulgar como la evidencia de algún tipo de tecnología perdida idéntica
a la de la bombilla moderna (con su fuente de alimentación, cables y todo).
Para ello se ha defendido que, al ser una zona oscura y
semi-oculta, debió de usarse iluminación eléctrica, evitando los rastros exagerados de hollín en los techos. Por ello se habría representado algo así de una manera
tan explícita. Además, la imagen no dejaría lugar a dudas debido a su
similitud.
La teoría ha llegado tan lejos que, si no me equivoco, se
han escrito libros parcial o íntegramente acerca del tema, se ha mencionado
repetidas veces en documentales, internet se ha inundado de artículos e incluso
se ha realizado una exposición basada en esta teoría, en la que se reconstruyó
una lámpara de este tipo (con el filamento en forma de serpiente incluso),
alimentado por una serie de "pilas de Bagdad" (que difícilmente hubiesen podido
conseguir la potencia para alimentar tremendo filamento).
Además de esto, comentar que existe otra teoría algo menos
conocida que versa sobre que se trata de un capullo, mostrándose al gusano en
el interior del mismo y colgado de una flor de loto. Todo ello de forma un
tanto esquemática, presentando el capullo erguido. Esto demostraría la
existencia de complejos estudios de la naturaleza animal por parte de los
egipcios, que los dejarían plasmados así los resultados de tales experimentos
en una zona recóndita del templo.
De acuerdo… esto último me lo acabo de inventar, pero puede
servir de ejemplo de lo fácil que es inventarse una teoría de este tipo,
incluso con menos incoherencias.
Sin embargo, desde mi punto de vista, creo que resulta más
efectivo analizar estos relieves desde su punto de vista iconográfico. De otra
manera, me da la sensación de estar ofreciendo alternativas a una teoría
descabellada, cuando deberíamos desmontarla desde la base o, directamente,
sacar conclusiones lógicas ignorando tales teorías. El arte egipcio cuenta con
tres milenios de especialización y síntesis de formas y contenido. Existe un
método para leer el arte egipcio y no consiste en realizar un vistazo rápido.
Leyendo los relieves
Si se pasan por alto las propiedades esenciales del arte
egipcio, la lectura de los relieves está condenada de primeras al fracaso.
Estos principios eliminan toda ambigüedad y dotan a la imagen de una riqueza
simbólica que actúa en diferentes niveles. Por lo que, cuando se representa una
serpiente, se trata de dicho animal, o a una idea referente a la idea de
“serpiente” producto de la observación o la tradición.
Podemos identificar también una serie de principios
rectores a tener en cuenta. En este caso cabe mencionar la transparencia, que
permite apreciar lo que se encuentra dentro de una edificación (o un huevo),
pese a que este sea opaco en la naturaleza.
Osiris en el Papiro de Hunefer se representa dentro de una
capilla que se muestra transparente para poder observarlo.
También podemos hablar de la representación abatida,
que permite figurar la imagen de la forma más completa y reconocible posible, y
de expresión narrativa, aludiendo al hecho de reactualizar un arquetipo y
mostrando una imagen que aluda a todo un acontecimiento.
Un relieve como este podemos desglosarlo para
identificar diferentes iconos que, casi a modo de jeroglíficos, pueden ser
leídos.
Una buena lectura, como la realizada por François
Daumas, nos daría el siguiente resultado:
"Estos relieves son
representaciones cosmológicas. La serpiente que sale del loto se equipara con
la brillante deidad Hor-semtauy (Ihy) ya que aparece por primera vez fuera del
mar primordial. Él está de nuevo representado en la parte inferior de la cripta
en forma de dos serpientes que también viene adelante, pero esta vez envuelto
en flores de loto de protección como los sobres. A veces los que estaban en la
barca-Mesktet colaborado con Horus, otras veces la Mandjet-barca con su
tripulación ayudó a revelar el dios: Djed plantea su cuerpo, una forma suprema
de culto, asistente del dios del prestigioso ka".
Contexto: el Templo
de Hathor en Déndera
Déndera era el centro de culto principal de Hathor, pero
también se adoraba allí a su marido Horus de Edfu, Horus el Mayor y, su hijo,
Ihi, también identificado con Hor-semtaui, el joven (su nombre significa “Aquel
que unificó las Dos Tierras”).
Se cree que hubo un templo allí desde el Periodo
Predinástico (5500 – 3150 a.C.), pero el templo que hoy se visita data del
Periodo Grecorromano (332 a.C. – 395 d.C.), probablemente comenzado durante el
reinado de Ptolomeo XII.
Destaca la decoración que representa motivos astronómicos,
con Nut dando a luz el Sol en la sala hipóstila exterior y la representación de
la interpretación del cielo mediante un zodíaco a través de un modelo circular.
Nut engullendo y dando a luz al sol, un proceso que, según las creencias, se llevaría a cabo cada día.
Zodíaco de Déndera. Representación del cielo desde la concepción egipcia.
Cuando accedemos a las criptas, encontramos paredes
decoradas con bellos bajorrelieves. Esto parece que se usó como lugar de
almacenamiento y, probablemente, la abundante decoración sea un comentario de
la naturaleza variada de los recipientes rituales y estatuas de culto allí
guardadas. Por lo que se destinó al mantenimiento del culto, archivos y
emblemas mágicos, siendo el objeto más importante la estatua del ba de la
diosa.
El huevo
El contenedor se trata, efectivamente, de un huevo, un
símbolo presente en muchas mitologías como símbolo
de la creación planteada desde el comienzo (Biedermann, 1996),
relacionándose con el creador, la creación repetida del mundo y la
inmortalidad.
Es un receptáculo cerrado y misterio del que surgía la vida,
como un útero, pero vinculado a la divinidad, como un emblema de la vida en
potencia, ya que en el no intervenía otro elemento. De este modo nacía el
dios Sol.
El hecho de un cascarón protector, dentro del que se
producían una metamorfosis de forma oculta, produjo una gran fascinación en el
pensamiento egipcio. En los orígenes de la civilización (existen ejemplos ya en
los Textos de las Pirámides) se
relacionó con los aspectos primordiales de la divinidad. El momento en el que
la criatura rompía el cascarón se identificó con la consciencia, el surgimiento
del creador y el momento en el que comenzaba la creación del universo ordenado.
No solo fue Ra el que salía de un huevo sino que dioses como
Nefertum, que normalmente nacía de un loto, o el nombrado Hor-semtauy, podían
ser representados surgiendo del mismo lugar.
La flor de loto
Su simbolismo se debió a las características naturales de la
flor: se cierra durante la tarde, se sumerge poco a poco en las aguas durante
la noche y, por la mañana, “renace” abriéndose en dirección al sol. Por tanto,
tiene una vinculación con el aspecto solar y se relaciona con las aguas
primigenias y el origen de la vida.
Así, uno de los mitos de la creación describió como el Sol
había surgido, por primera vez, del interior de esta flor. De este modo, dioses
relacionados a este contexto, a destacar Nefertum, se representaron naciendo de
un loto.
Por lo tanto, este icono es frecuente encontrarlo en el
contexto de la creación del mundo y dentro de la iconografía de las deidades
asociadas a este contexto, surgiendo de la flor.
La serpiente
La serpiente tiene multitud de connotaciones, desde
contextos agrarios, celestiales, referentes a las aguas primordiales, etc. Por
lo tanto, puede aparecer asociado a multitud de deidades, como es el caso. En
este contexto se entiende como símbolo del principio dualista subyacente en
toda la creación, como en el Génesis la separación del cielo y la tierra (West,
1985).
Hor-semtauy
Hor-semtauy (Harsomtus en griego) fue un dios venerado,
principalmente, en Dendera, Edfú y Heracleopolis, representado normalmente con
forma de niño, pero también toma el aspecto de momia con cabeza humana, hombre
con cabeza de serpiente u halcón coronado con plumas y disco solar. Sin embargo,
tiene una manifestación animal en forma de serpiente emergiendo de un loto.
Diferentes representaciones de Hor-semtauy
En Dendera se encuentra bajo tres formas distintas (según S.
Cauville, 1991) y está identificado a Ihy, un dios patrono de la música, al
igual que Hathor. Se manifiesta en una forma derivada de Horus el Viejo, “Señor
de Dendera”, aunque su incorporación al mito se habría hecho con posterioridad.
Su relación con el loto nace de la observación de sus
características en la naturaleza (que ya hemos comentado arriba). Su
comportamiento lo identificó con el curso diario del Sol y lo relacionado con
el Horus solar, que compartió el mismo mito.
Su nombre significa “Horus Unifiacdor de las Dos Tierras” y
en tal aspecto está fusionado a Harpócrates. Por lo tanto, no es más que una
asociación de dos dioses distintos: Horus y Somtus. Este último tiene forma de
niño sobre una flor de loto y tocado con la corona hemhem, con forma de serpiente o con forma de heracocéfalo con
corona de dos plumas. Simboliza la creación, el momento en el que el Sol surge
de la flor de loto emergida en las aguas primordiales. Enfatizada su función
como dios primordial se manifiesta como una serpiente.
En conclusión...
Para leer un relieve egipcio hay que tener en cuenta la
codificación artística egipcia y ello nos obliga también a tener en cuenta
aspectos de la mitología y tradición egipcia. A través de los diferentes iconos
que componen la imagen general podemos deducir que se está haciendo referencia
al momento de la creación de la divinidad primigenia que daría lugar a la
creación del mundo.
El loto es frecuente encontrarlo en tal contexto ya que la
mitología establece que la deidad solar nace del loto que se abre a la mañana. El huevo haría
referencia al nacimiento divino, con ese aspecto uterino, pero a la vez
misterioso, sin dependencia de una fuerza externa. La serpiente sería una de
las posibles formas documentadas de tal deidad que, además, entre sus aspectos
se menciona el referente al aspecto dual de la creación del mundo.
En consonancia con ello se encuentra la advocación del
templo, encontrándose entre los dioses que allí se veneraban.
Probablemente, el tema de interpretar esto como bombillas es
un caso que podría haber ocurrido en cualquier contexto y en cualquier cultura.
Hay un impulso irrefrenable por señalar diferentes manifestaciones como algo
trascendental y revolucionario, aunque para ello deban pasarse por alto
cuestiones obvias.
El problema no es este caso aislado. Los profesionales y
aficionados serios de la egiptología conocen su verdadero significado porque
saben cómo se debe interpretar algo así, el problema es la imagen que se está
dando de la historia. Al divulgar estos temas damos una idea del pasado
errónea, como un lugar plagado de gente falta de medios y atrasada en muchos
aspectos, que debió contar con ayuda externa o secretos alquímicos para llevar
a cabo su obra.
Sin embargo, la verdad es que no se trataba de gente muy
diferente a la que puede haber hoy en día. Con otra cultura, pero con unos
niveles de calidad y especialización en diferentes campos, ya sea el
escultórico, arquitectónico, cultural, etc. que alcanzaron cotas
extraordinarias y dignas de estudio. En el momento que todos comencemos a
respetar a dicho pueblo, tal vez podamos comenzar a merecernos el legado que nos ha
dejado.
BIBLIOGRAFÍA:
- Manuel Miguel (2017), "Templo de Hathor en Dendera". Blogger.com:
- West, J. A. (1985). The Traveler's Key to Ancient Egypt. Revised: A Guide to the Sacred
Places of Ancient Egypt. Quest Books, 402.
domingo, 25 de febrero de 2018