El siguiente estudio se centra en la documentación y estudio detenido de las piezas relativas al Antiguo Egipto pertenecientes a la colección del Museo de Pontevedra e incluidas dentro del apartado Varia retirada da exposición permanente: Pezas de Oriente Próximo. Se trata de una colección que se encontraba expuesta en una vitrina junto con otras piezas de Oriente Próximo como colección permanente y que se encuentra retirada hoy en día por unas políticas no compartidas por la dirección y los técnicos del museo.
Es probable que se trate de una de las mayores colecciones de arte egipcio de Galicia, contando con una variedad interesante de tipologías entre elementos de carácter ritual y cotidiano. Entre ellos destaca un fragmento de una vasija de alabastro con una inscripción cuatrilingüe perteneciente al reinado de Jerjes I y un ungüentario del de Amenhotep II.
Mediante el presente proyecto se pretende visibilizar la colección, dando a conocer sus características detalladas y ofreciendo una documentación gráfica de las piezas. Además, esperemos que sirva de ayuda a la gestión en el museo.
El objetivo de este proyecto es visibilizar la colección, ya que, pese a ser una de las colecciones egipcias más importantes de Galicia, se encuentra resignada la mayoría del tiempo al almacén del Museo de Pontevedra. Dado este factor, una colección como esta debe ser puesta en valor para que pueda ser estudiada. Por ello, me he propuesto realizar una documentación detallada, tanto gráfica como escrita, de tales piezas.
Estudiaré la procedencia, el estado y las características históricas, culturales y artísticas de cada pieza. Para esta labor, he decidido dividirlas en 8 apartados: ushebtis, fragmentos de estaruillas humanas, estatuas votivas, vasijas, ungüentarios, instrumentos rituales, escarabeos y piezas con inscripciones. Prestaré un mayor interés a las piezas más relevantes, a saber: el "fragmento cuatrilingüe" (05417) y el "ungüentario con inscripción" (05424).
En la documentación gráfica aparecerá el nombre del libro de registro de cada pieza. Sin embargo, en ciertos casos ofreceré una alternativa, dado que algunos se encuentran errados. Esto es debido a que no han podido ser modificados desde su día de ingreso por necesidades operativas.
Ofreceré paralelos a las piezas siempre que me sea posible para confirmar la validez de mis deducciones. En su mayoría, han sido extraídas de Pons Mellado, E. Catálogo de Piezas Egipcias del Museo de Pontevedra, un estudio donde se recoge una pequeña descripción de las piezas ofreciendo paralelos.
Dejaré de lado las dos piezas mesopotámicas que contenía esta vitrina, a saber: una tablilla cuneiforme y un clavo/cono fundacional con inscripciones cuneiformes ilegibles, ya que, en este caso, escapa del objetivo del estudio.
La colección de piezas egipcias procede de las donaciones del mecenas del museo, José Fernández López, el 30 de junio de 1971, que las adquirió mediante una compra a Luis Morueco. Como es habitual en este tipo de adquisiciones, su procedencia arqueológica es incierta y, en pocos casos, somos capaces de determinar una procedencia arqueológica concreta. Además, no es raro que se cuelen falsificaciones que, de hecho, encontramos en estos fondos.
El origen del museo y su vinculación con la Sociedad Arqueológica de Pontevedra hizo que, durante mucho tiempo, se destinara a albergar colecciones vinculadas con la ciudad y la provincia. Sin embargo, gracias a los contactos con eruditos gallegos, los fondos aumentaron tanto en número como en procedencia. Actualmente, una política excluye toda pieza que no tenga relación directa con la provincia o la ciudad, dejando la colección de Oriente Próximo y el resto de colecciones que no se adapten a tal política relegadas al depósito.
Ushebti de piedra caliza con restos de policromía. No es posible apreciar ninguna inscripción debido a su estado de conservación, pero se pueden suponer los colores, como el negro de la larga peluca tripartita. No se pueden apreciar las herramientas con facilidad. Es el más grande de la colección. Tiene una fractura en la mitad inferior unida mediante un adhesivo poco adecuado, probablemente, antes de llegar al museo. Es posible datarlo en la Baja Época.
Ushebti de alabastro con restos de policromía. Se aprecia algún jeroglífico (el más visible, el S29, a un costado), pero la inscripción es ilegible debido al deterioro. Está tocado con una peluca tripartita y sus herramientas son imperceptibles, por lo que debieron estar pintadas en su momento. Es, con diferencia, el ushebti más pesado y es una pieza interesante debido a esto. Es posible datarla en el Reino Nuevo.
Ushebti de barro cocido muy deteriorado y modelado mediante un molde de un modo muy brusco. Parecen apreciarse algunas líneas en la parte central, frontal, bajo los hombros cruzados. Porta lo que parecen ser dos arados y está tocado con una peluca tripartita, aunque podríamos considerarla bipartida debido a que no está trabajado en su envés. Bajo sus pies se aprecian restos de cera o plástico, probablemente se trate de un adhesivo aplicado para sujetarlo a una pequeña peana. Podría datar en la Baja Época.
Usheti de fayenza muy deteriorado. Muy similar al anterior, solo que este se aprecian los dos arados, la peluca tripartita y la barba postiza con facilidad. También es datable en la Baja Época.
Esta pieza de fayenza parece bastante similar a las dos anteriores. Está extremadamente deteriorado, pero se pueden apreciar dos brazos cruzados sujetando un arado y una azada. También se aprecia la peluca tripartita y la barba postiza. Cuenta con algunas marcas en los tres cuartos inferiores que podrían haber sido inscripciones, bastante deteriorado. Tiene una fractura en la parte inferior central restaurada, de nuevo, mediante un adhesivo poco adecuado. Se puede datar en la Baja Época.
Gran ushebti de terracota que porta por dos arados, cuenta con una barba postiza en su forma osiriana, enrollada al extremo, y está tocado por la corona
atef, asociada a Osiris. Carece totalmente de decoración en el envés y, en la parte delantera central, bajo los hombros, destaca un cartucho con el título de nesw-bit (“Aquel del Junco y de la Abeja” – “Rey del Alto y Bajo Egipto) de Usermaatra Setepenra (Ramses II), al que se ha añadido, por alguna razón, el siglo V30, Esta pieza es, evidentemente, falsa.
3. Escarabeos (falsos).
Los escarabeos son artefactos rituales con forma de escarabajo pelotero (insecto relacionado con el dios solar Jepri, que se asociará con la forma del dios solar durante el amanecer y, por tanto, del renacimiento), normalmente pétreo que, frecuentemente, tenían inscripciones en su envés, aunque también existen casos en los que las inscripciones cubren el lomo del escarabajo.
Su función era la de substituir al corazón en el “Juicio de Osiris”, en el que se sopesaría en una balanza contra la pluma de la diosa Maat. Si el dueño había sido justo durante su vida terrenal, su “corazón” se equilibraría con la pluma de la diosa de la justicia y la verdad, que era, a su vez, representación del orden cósmico. Para ayudarse, sin embargo, la inscripción del envés (el capítulo 30B del Libro de la Salida del Día) rogaba a su corazón que no traicionase su confianza mostrando sus pecados. Si esto llegara a pasar, sería devorado por la diosa Ammit, condenándole a una segunda muerte.
Sin embargo, fueron usados durante el Segundo Periodo Intermedio, por los reyes hicsos, sus familiares y algún alto funcionario como sello. Posteriormente estarían muy presentes en la XVIII dinastía, como es el caso de Tutmosis III, que lo usaría como sello real, o Amenhotep III, a modo de propaganda como escarabeo conmemorativo.
Desafortunadamente, los
escarabeos conservados en el museo son una imitación. Ambos son de piedra caliza, están bastante deteriorados, cuentan con una cabeza humana e intentan parecerse sellos reales de Tutmosis III (
05409) y Tutmosis IV (
05410).
Existen escarabeos con cabeza humana, como el
Heart Scarab with a Human Head del
Metropolitan Museum de Nueva York, pero en ningún caso tienen el aspecto de los del Museo de Pontevedra. Son, evidentemente, falsificaciones.
Heart Scarab with a Human Head del Metropolitan Museum de Nueva York
4. Estatuillas humanas.
Los fondos del museo disponen de cuatro piezas que representan figuras humanas, de las cuales, dos son fragmentos. Tales estatuillas varían de función.
4.1. 05407
Fragmento de estatuilla en la que se aprecia a un hombre de torso desnudo. Tal estatuilla se fracturó por la parte del pecho, a modo de busto, y cuenta con una fractura a la altura del cuello que ha sido restaurada. No sabemos si se trataba de una escultura sedente o en pie dado a su estado. Está tocado por una peluca rizada corta, cuyas ondulaciones han sido labradas con precisión. Su función es desconocida dado su deterioro, pero parece pertenecer al ámbito funerario. Se podría datar con seguridad en el Reino Antiguo.
4.2. 05408
Fragmento de estatuilla granítica. Solo se conserva la cabeza, por lo que resulta difícil determinar su función, aunque es probable que, como la anterior, pertenezca al ámbito funerario. Cuenta con una peluca corta sin rizos y unos rasgos faciales bien determinados, pese al deterioro. Parece haber pertenecido al Reino Nuevo.
4.2. 05393
Estatuilla de diorita, material extremadamente duro, tallada con gran precisión dado el pequeño ta-maño de la pieza. Se trata de un hombre en la postura alzada arquetípica del canon egipcio con el pie adelantado y los brazos caídos pegados al cuerpo. Muestra su torso desnudo, únicamente vestido con el faldellín plisado corto y tocado por una peluca larga tripartita. Podría datarse en el Periodo Ptolemaico .
4.2. 05411
Estatuilla pétrea realmente pequeña de un ser humano sedente sobre una peana de corcho. Parece imitar la tipología de las “estatuas cubo”. Estas fueron introducidas en el Reino Medio y podían esquematizarse hacia el modelo de cubo o mostrar la anatomía más explícitamente, este sería tal caso. Parece ser que su función era la de representar al individuo como guardián sentado a la entrada del templo. También contaron con gran popularidad en Época Tardía, ya que contaban con una amplia superficie para inscripciones relativas al culto funerario y a la identificación del difunto . Debido su tamaño, la pieza no habría podido cubrir ninguna de las funciones citadas, por lo que cabe la posibilidad de ser una falsificación o una pieza inusual de poca relevancia.
5. Estatuillas votivas.
Las dos piezas relativas al aspecto votivo son fragmentos de bronce por fundición. A pesar de ser pequeñas nos ofrecen la información necesaria para determinar su función y su estado original.
5.1. 05414
Pieza realizada en bronce por fundición. Se trata de un disco solar envuelto por un par de cuernos de vaca conocidos como cuernos liriformes, un símbolo con el que, frecuentemente, se tocaba a la diosa Hathor. Esto es debido a su fuerte conexión con el aspecto solar, no solo por ser hija del dios Ra, sino también porque ambas deidades expresan, en síntesis dual, la realidad de lo masculino: el disco solar (la unidad del cosmos) y lo femenino: el calor de sus rayos . La diosa se solía representar con aspecto de vaca o como una mujer con orejas de vaca, por lo que se asocian también los cuernos a esta diosa.
Sin embargo, otras diosas, tales como Isis o Iusaas se pueden representar con el mismo tocado y, dada la proliferación iconográfica de la Isis Lactans (Isis dando el pecho a su hijo Horus) en la Baja Época y la abundancia de este modelo en estatuillas en bronce, es más que probable que el fragmento perteneciese en un primer momento a esta tipología. Es una imagen que se vincula a la maternidad, referenciando el periodo en el que, mitológicamente, Isis crió y protegió a su hijo hasta que fuese suficientemente mayor como para derrotar a su tío, Seth, y vengar a su difunto padre, Osiris, reclamando su legítimo trono al frente de Egipto. Este modelo marcaría una iconografía que sería seguida por otras culturas como la cristiana en la “virgen de la leche”. De este modo se podría fechar en la Baja Época.
5.2. 05421
Fragmento realizado en bronce por fundición que perteneció a una estatuilla de cuerpo completo. No se sabe si estaba de pie o sedente, ya que tan solo se conserva la cabeza. Está catalogada como “Cabeza hathórica exipcia”, probablemente por una confusión del disco lunar con un creciente con el que la cabeza está tocada, con disco solar con cuernos liriformes.
Se trata, con bastante probabilidad del dios Jonsu, siendo el dios más popular cuya iconografía coincide con este modelo. Esta consiste en la representación de un niño momiforme con trenza de adolescente (una coleta lateral, con el resto de la cabeza afeitada, siendo un signo distintivo de la juventud). También suele llevar en sus manos o sobre su pecho el collar menat, aunque no se conserve.
Forma parte de la triada tebana, siendo hijo de Amón y Mut. Se identifica a Horus en su aspecto de hijo y como cronógrafo, a Shu, como señor del aire. Se vinculado a Thot como deidad contenedora del tiempo y dios lunar. En Kom Ombo es identificado como hijo de Sobek y, en Menfis, como el de Sokar y una Hathot local.
Por extensión a su relación con estas deidades adopta algunos de sus atributos: de Osiris (aspecto momiforme y cetros), Ptah, Sokar, Hathor (collar menat) y de Thot o Iah (los aspecto lunares).
Es, después de Horus-niño, el dios-niño más venerado y representado, aunque no sea tan abundante como la iconografía de Isis Lactans. Existen ejemplos con los que establecer una comparativa.
La pieza 89.2.525 del Metropolitan Museum of Art puede ser un buen ejemplo de esta iconografía lo que debió ser esta figurilla cuando estaba completa.
(
https://www.metmuseum.org/art/collection/search/570650?sortBy=Relevance&ft=khonsu&offset=0&rpp=20&pos=1)
Se puede datar entre la Baja Época y el Periodo Ptolemaico (664-30 a.C.), ya que es la etapa en la que la producción de estas estatuillas era más habitual.
4. Artefactos rituales.
4.1. 05413
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Pieza realizada mediante bronce por fundición. Se trata del remate del mango de un sistro hathorico, un fragmento que carece tanto de la parte superior (arco atravesado por tres o cuatro varillas con discos insertados) como de la inferior (mango propiamente dicho). Este último se trataría de un cilindro decorado a base de medios-óvalos a modo de plumas. Esta parte se separa de la principal a través de cuatro anillos. La parte principal muestra el rostro de la diosa Hathor con sus orejas bobinas y un cabello/peluca bipartito y retorcido en su extremo, cuyas fibras se ven representadas con gran detalle. Lleva también un gran pectoral cuya decoración se aprecia con facilidad. En los laterales, a la altura de los hombros se ve representado un loto. Es una flor con la que se asociaba a menudo la diosa dentro del ámbito de las festividades y de la sexualidad (a las que también se asociaba la música) y, además, serviría para animar un espacio plano de la figura. En los laterales, a la altura de las orejas hay dos agujeros, uno con los restos sujetos de una pieza. Si lo comparamos con otras piezas similares podemos suponer que se trataban de dos pequeñas cobras que podían contar con diferentes tocados, probablemente un disco solar o una corona del Egipto unificado. Sobre su cabeza encontramos la estructura rectangular que parte de unos motivos vegetales hasta una serie de cobras a modo de pantalla. Sobre esto podríamos encontrar una pequeña figura de una gata o una deidad. En los laterales de tal estructura se apoyaría el arco, de hecho, se aprecian con facilidad los agujeros en los laterales.
El sistro existe desde el Reino Antiguo, pero esto se trata de un sistro sejem, aparecido en el Reino Nuevo. Se dice que esta tipología representaba a la diosa Hathor aplacada, en una suerte de ayuda para la representación de la diosa de un modo sumiso. A menudo tenía una relevancia ritual, siendo utilizado por sacerdotes y, sobre todo, sacerdotisa. Además de Hathor, también se usaba en rituales dedicados a otros dioses y en festividades.
Puede pertenecer a la Baja Época como al periodo Ptolemaico.
6.2. 05437
Esta pieza metálica se encuentra en un estado bastante deteriorado, mostrando grandes indicios de oxidación. Se trata de un incensario que, difícilmente, podría tratarse de una pieza de procedencia egipcia, pese a lo que diga la catalogación. Podría, entonces, proceder de otra zona de Oriente Próximo.
7. Vasijas.
Existe una amplia colección de ungüentarios pequeños que serán tratados a parte individualmente. Sin embargo, he considerado que las tres vasijas de tamaño medio-grande debían ser tratados a parte.
7.1. 05434
Gran vaso de bronce por fundición de cuello alto. Tiene un aspecto bitrococónico con carena fuertemente diferenciada que separa el cuerpo del cuello, borde plano y exvasado, y base anular estable . Decorado mediante líneas horizontales desde la altura del hombro hasta la parte central del cuello. Tiene un agujero justo antes del borde (puede que sea un indicio de la existencia de un asa) y una abolladura en el lateral del cuerpo.
El bronce, así como la plata y el oro, se impusieron a partir del Reino Nuevo. Por lo general, este tipo de jarras eran habituales en contextos litúrgicos y funerarios, conteniendo líquidos de libación necesarios en las purificaciones de ofrendas. En muchos casos aparecían inscritos los nombres de los propietarios, la filación de estos, e incluso, se representaban las imágenes de las deidades a las que estaban dedicadas.
Aún con todo, no se puede decir con seguridad que se trate de una pieza egipcia, ya que podría proceder de otras zonas de Oriente Próximo. En cualquier caso, es fechable entre la Baja Época y el Periodo Ptolemaico.
7.2. 05421
Vaso ovoide de granito con pequeñas asas circulares dispuestas simétricamente. Su embocadura se encuentra bastante deteriorada y tiene un fuerte desgaste en un lateral.
Durante el periodo predinástico se efectuaban habitualmente este tipo de trabajos con piedras duras tales como el granito y la diorita, llegando a una maestría técnica difícilmente superable posteriormente. Las producciones de este tipo figuraban como dentro de las vajillas de lujo, dejando la cerámica en un segundo plano. Podríamos ubicar equivalencias bastante apropiadas que datan del periodo predinástico hasta principios del periodo dinástico (
http://emuseum.slam.org/objects/31990/jar?ctx=77769eaa-7bdc-4d0b-bc15-447a46852b82&idx=6). Es bastante probable que esta pieza date de tal periodo, siendo, con bastante probabilidad,
la pieza más antigua de la colección.
Se encuentra catalogado como “vaso canope de granito”, pero no se puedo determinar que tuviera esta función ya que carece tanto de tapa, como de inscripción. Además, no es habitual encontrar este tipo de vaso dedicado a esta función, ni cabría fechar un vaso canope en esta etapa.
7.3. 05422
8. Ungüentarios.
Entre los fondos del museo encontramos 7 ungüentarios de alabastro y 1 de pasta vítrea de diversas formas y estados de conservación. Se trata de pequeños vasos destinados a depositar y mezclar ungüentos destinados al maquillaje tanto masculino como femenino. En general, son piezas de alabastro que muestran la maestría técnica en cuanto al trabajo de la piedra por parte de los egipcios, consiguiendo un grosor muy fino, alrededor de los 3 milímetros.
La práctica del maquillaje fue muy extendida en el Antiguo Egipto, tanto por razones prácticas (disminuir los reflejos solares y proteger el rostro) como estéticos. Por tanto, las piezas dedicadas a esta práctica estaban ampliamente extendidas.
Aún siendo una práctica extendida, estas piezas se pueden identificar como contenedores de lujo, ya que el contenido de tales objetos sería un producto importado de alto precio (aceites, esencias…) y los contenedores debían ser acordes en importancia.
En su mayoría se tratan de alabastrones, cuyo origen ronda el siglo IX a.C. Por la mayoría de las piezas cabría situarlas entre el Tercer Periodo Intermedio hasta la Época Ptolemaica (1069-30 a.C.).
8.1. 05423
Alabastrón de gran tamaño con pequeñas protuberancias simétricas como asas y borde fracturado.
Paralelos: PETRIE, Fl., The Funeral Furniture of Egypt. Stone and metal vases “, 1977, Londres, lám. XXXVII, nº 962-971. Les Collections égyptiennes dans les musées de Saune et Loire, 1989, Autun, p. 248, nº 285, p. 249, nº 286.
8.2. 05424
Vaso globular de cuello estrecho y borde amplio con labio plano a modo de alabastrón. Su base está redondeada, siendo inestable. El borde se encuentra parcialmente fragmentado.
Paralelos: El Antico Egitto nel Museo Egizio di Torino, 1984, Turín, p. 60.
8.3. 05426
Vaso de paredes convexas poco diferenciadas, cuello estrecho, borde anular tendiente hacia el exterior y base redondeada e inestable. El borde ha sido restaurado.
Paralelos: MONNET SALEH, J. Les Antiquités égyptiennes de Zagreb, París, 1970, p. 125, nº 557. PE-TRIE, Fl., The Funeral Furniture of Egypt. Stone and metal vases “, 1977, Londres, nº 177.
8.4. 05427
Vaso de aspecto troncocónico, base plana y borde recto y exvasado. Es poco hondo debido a su función, que era la de contener cremas y ungüentos en lugar de líquidos. Este tipo de piezas solía estar enfocado al ámbito funerario. Se encuentra en un buen estado y muestra restos de pigmento en su interior.
Paralelos: Musée d’Art Egyptien Ancien de Louvre. Bibliothèque d’Études XCV, 1985, París, fig.8, nº 7. D. PETRIE, Fl., The Funeral Furniture of Egypt. Stone and Metal Vases, 1977, Londres, nº 51-53.
8.5. 05428
Alabastrón con pequeñas protuverancias simétricas a modo de asas. Ha sido dañado y carece de borde.
Paralelos: PETRIE, Fl., The Funeral Furniture of Egypt. Stone and metal vases “, 1977, Londres, lám. XXXVII, nº 962-971. Les Collections égyptiennes dans les musées de Saune et Loire, 1989, Autun, p. 248, nº 285, p. 249, nº 286.
8.6. 05429
Alabastrón corto con pequeñas protuberancias simétricas a modo de asa. Presenta una rotura en el borde.
Paralelos: HÖLBL, G., Agyptisches Kulturgut auf Malta und Gozo, Viena, 1989, lám. 24.1. Les Collec-tions égyptiennes dans les musées de Saune et Loire, 1989, Autun, p. 247, nº 282.
8.7. 05430
Alabastrón corto, de pequeño tamaño sin asas. Se encuentra en un estado parcialmente dañado, con una grieta en el borde y otra en el cuerpo.
Paralelos: Les Collections égyptiennes dans les musées de Saune et Loire, 1989, Autun, p. 248, nº 283.
8.8. 05420
Recipiente piriforme con cuello corto diferenciado, borde anular extremadamente pequeño y base inestable. Ha perdido tanto la boca como gran parte de su vidriado debido a su estado de conservación.
9. Piezas con inscripción.
Las siguientes piezas son, con diferencia, las más relevantes de la colección, ya que cuentan con inscripciones en las que se hace referencia a dos gobernantes respectivamente. De este modo nos es posible datarlas con más exactitud y conocer su función concreta.
Ambas obras han sido estudiadas previamente:
- La pieza 05424 ha sido estudiada en: Castel, E. y Jaramago M. El vaso de Amenhotep II en Pontevedra. Asociación Española de Egiptología. pp. 251-258. En este caso, el estudio es pormenorizado, por lo que gran parte del artículo aquí recogido se basa en el mismo a excepción de algunos apuntes. Con todo, recomiendo la lectura del estudio de Castel y Jaramago.
- La pieza 05417 ha sido estudiada en: Jaramago, M. (2005). El vaso aqueménida del Museo de Pontevedra: un análisis epigráfico. El Museo de Pontevedra, vol. 59, pp. 303-312. (aunque, en este caso, se trata de un estudio centrado en las inscripciones) y Brage Martínez, L. (2015). O coleccionismo de antigüedades de Oriente Próximo en España (Traballo de fin de mestrado), Universidade da Coruña, Facultade de Humanidades e Documentación, A Coruña. p. 117 (aunque, como una simple mención).
9.1. 05425
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Esta pieza de 8,7 cm de alto y 4 cm de diámetro se trata de un contenedor de ungüentos elaborado en alabastro con forma de tronco de cono invertido, base plana, paredes gruesas, genetatriz recta y labio plano exvasado de sección semicircular. Es una pieza maciza con un espacio contenedor mínimo, dado a que era una forma efectiva de dar vistosidad al producto contenido en una ofrenda, además de ser habituales en los depósitos fundacionales . Contiene una inscripción en jeroglíficos dispuesta en dos líneas verticales. Previo al estudio de Castel y Jaramago esta había sido tachada de indescifrable, probablemente por el hecho de haber sido realizados de un modo poco preciso. En tales surcos se aprecian restos de tinta que, según el conservador del museo, son previos a la donación. Es posible, por tanto, que sean originarios de la época faraónica, pero no hay un análisis que permita saberlo con seguridad. Además, esta fue una práctica común en el comercio de antigüedades para hacer más evidentes las inscripciones.
Carece de tapadera circular, aunque es probable que, en el pasado, dispusiese de una cubriendo todo el labio de la pieza. De existir, se trataría de una pieza de alabastro con una epigrafía en la que se mostraría, probablemente, el preanomen del rey. Por lo demás, su estado de conservación es aceptable.
Formalmente, se trata de un pequeño vaso de piedra dura cuya tradición tipológica alcanza su desarrollo formal bajo el reinado de Hatshepsut. Los ejemplos de los primeros tutmósidas mostraban un ensanchamiento en la parte inferior a modo de pie discoidal, lo cual, posteriormente, conviviría con el modelo más evolucionado que carecía de la misma, como es el caso de la pieza conservada en Pontevedra.
La inscripción en sí se ha elaborado de un modo un tanto irregular, incluso cuadrando ambas líneas jeroglíficas con diferentes longitudes, probablemente dada la dureza de la piedra y el pequeño espacio de acción. Además, no se encuentra delimitada por ningún tipo de línea, pese a poder apreciar con facilidad ambas líneas de jeroglíficos por separado.
Se puede leer (de derecha a izquierda y de arriba a abajo):
- Linea 1: “El dios perfecto, Aa-kheperu-Ra”
- Linea 2: “Amado de Nekhbet”
Calco y transcripción de la inscripción | Castel y Jamarago
Precedido por el epíteto “el dios perfecto”, referente a la naturaleza del mismo faraón, encontramos el preanomen del faraón Amenhotep II envuelto en un cartucho. La segunda línea mencionaría que el faraón es amado de Nekhbet (diosa buitre protectora del Alto Egipto). Curiosamente, el nombre de la diosa se ha escrito mediante cuatro signos fonéticos sin determinativo, algo poco habitual. De este modo, podría tratarse de una forma gráfica arcaizante o peculiar de una zona concreta de Egipto .
Dado a que carece del epíteto “maa-kheru” (“justificado”) y “di ankh” (“dotado de vida eterna”), es poco probable que se tratase de un vaso funerario, aunque se encontrasen ejemplos similares procedentes de tumbas. La hipótesis de Castel y Jaramago es la de su procedencia de Elkab, del templo de Nekhbet, hoy en ruinas, de uno de sus depósitos fundacionales. Esta idea viene dada de la mención a la diosa en la inscripción y al hecho de que, Amenhotep II, fue uno de sus principales constructores. También, rechaza la idea de afirmar con rotundidad una procedencia mutua del resto de piezas de la colección.
En cuanto a la época, parece prudente especificar que este objeto fue realizado durante el reinado de Amenhotep II, entre el 1453 y el 1419 a.C., durante la XVIII dinastía.
9.2. 05417
Jaramago (2005), ofrece un estudio exhaustivo acerca de las inscripciones y elabora una pequeña hipótesis de su procedencia y cronología. En el presente estudio estableceremos una comparativa con diferentes piezas procedentes del museo del Louvre, idénticas en tipología, para facilitar la comprensión del fragmento.
Junto con la anterior, es la pieza más interesante de la colección. Con el número de catálogo 05417, se trata de un fragmento de alabastro procedente de una vasija de forma globular de base redonda parcialmente inestable, cuello estrechado amplio y borde amplio del diámetro del cuerpo y con labio plano. Disponía de dos asas simétricas a modo de protuberancias que alargarían hacia abajo su base hasta el doble de su tamaño. Es posible suponer tal cosa a partir de otros ejemplos conservados en el Museé du Louvre y el MET, así como diseñar una reconstrucción aproximada.
(de izquierda a derecha)
Vase d'apparat inscrit au nom de Xerxès Ier en vieux perse, élamite, babylonien et égyptien. Règne de Xerxès Ier (486 - 465 avant J.-C.) | Cartelfr Museé du Louvre (web)
Jar with the name of Xerxes the Great. | MET Catalogue Collection (web)
Reconstrucción aproximada del Museo de Pontevedra a partir de ejemplos equivalentes.
Este fragmento viene, por tanto, de una vasija de alabastro de este aspecto. Se encuentra documentado como “fragmento bilingüe”, ya que se aprecia una línea vertical de inscripción jeroglífica y tres líneas horizontales de inscripción cuneiforme, formando una gran T. Sin embargo, estas tres últimas se encuentran escritas en tres lenguas diferentes, por lo que una mejor definición sería la de “vaso aqueménida con inscripción cuatrilingüe”.
Reedición de la reconstrucción del texto perdido de Jaramago (2005) | César Guerra Méndez
Las cuatro líneas de texto dicen lo mismo “Jerjes, el Gran Rey”, solo que en diferentes lenguas.
Las líneas cuneiformes se representan con tales caracteres debido a que se trata del sistema gráfico mesopotámico tradicional y con mayor continuidad durante su historia. Se leen de izquierda a derecha y carecen de cualquier tipo de separador gráfico, algo que si se aprecia en otras.
- Primera línea: Al ser la primera, se escribe en cuneiforme paleopersa, la escritura regia por excelencia del imperio, creada deliberadamente en el siglo VI a.C. (Trasliteración: “(xa-sha-ya-a-ra)-sha-a : XS : va-za-(ra-ka)”- Traducción literal: “ Xshayârsha (Jerjes) : rey : grande”
- Segunda línea: Se escribe en elamita aqueménida, una variante de la elamita. Se documenta entre el 550 y el 330 a.C. (Trasliteación: “(1ik-she-ir-ish)-shá 1sunki ir-shá-(ir-ra)” – Traducción literal: “liksheirisha (Jerjes) – rey grande”)
- Tercera línea: se escribe en acadio aqueménida, también conocido como tardobabilonio o neobabilónico. Se trata de un dialecto tardío del acadio, que se hablaba desde el 1000 a.C. en Mesopotamia. (Trasliteación: “(1Hi-shi-a’-)ar-sha-a sharru(LUGAL) rabû(GAL)-ú” – Traducción literal: “Hishiarsha (Jerjes) rey grande”)
La columna vertical de caracteres jeroglíficos se ve delineada por una estructura rectangular abierta por su parte superior. Tal apertura se cierra mediante el signo pt (el cielo). Seguido de ello encontramos el cartucho que envuelve el nombre del rey Jerjes: Tal nombre, siendo extranjero, está elaborado en “escritura silábica” un sistema fonético que era recurrible en el caso de no encontrar una raíz familiar. En ocasiones, este cartucho está precedido por el título “Hijo de Ra” o, dicho de otro modo, del nome, ya que este faraón carecía de un nombre de coronamiento al no tener una fuerte relación con Egipto más allá de la soberanía. Tampoco contó con un coronamiento oficial como rey del Alto y Bajo Egipto, por lo que no contaba como este nombre de coronamiento.
Bajo el cartucho, apreciamos el grupo de dos jeroglíficos pr-aA (literalmente, “casa grande”, que se suele traducir como “faraón”). Esto se ha usado como equivalente familiar egipcio para el termino correspondiente a “rey” en mesopotámia.
Termina con el artículo determinado masculino singular pA (“el”) y del adjetivo aA (“grande”). (Trasliteación: XSyArSA pr-aA pA aA” – Traducción literal: “Jeshyresh (Jerjes) faraón/rey el grande”).
Formalmente, la pieza de un vaso destinado a contener un tributo periódico para el rey mencionado en la inscripción. Podemos establecer varias equivalencias debido a la existencia de varios ejemplos en diferentes museos tanto en el caso de fragmentos o de piezas completas . Por ello, parece prudente establecer que la vasija tenía una forma globular de base redonda parcialmente inestable, un cuello estrechado y un borde amplio del diámetro del cuerpo y con el labio plano. Dispondría de dos asas simétricas a modo de protuberancias que alargarían hacia abajo su base hasta el doble de su tamaño. Teniendo esto en cuenta, he podido realizar una pequeña reconstrucción. Sin embargo, la forma de este tipo de vasijas es variable y haría falta un estudio de la curvatura del fragmento para estimar su diámetro exacto y su posible forma.
Dada la existencia de vasos trilingües similares a este, pero sin el texto jeroglífico, es bastante probable que este fuera manufacturado en Egipto, realizando un viaje anual con su contenido a los grandes palacios persas: Persépolis, Susa. Es probable que los monarcas persas utilizasen algunos de estos recipientes para obsequiar a personajes relevantes del imperio, dada la ubicación de las piezas halladas . Sin embargo, si nos aventurásemos a delimitar una zona concreta de procedencia podríamos mencionar Susa, la capital del momento.
Reedición de mapa de Jaramago (2005), lugares de aparición de vasos cuatrilingües | César Guerra Méndez
Parece bastante evidente fechar la pieza durante el reinado de Jerjes I (521-486 a.C.), en la XXVII dinastía, entendida como el Primer Periodo Persa. Estaríamos en el Periodo Tardío o Época Baja (525-332 a.C.), cuando Egipto estuvo bajo el dominio de varios pueblos extranjeros.
Conclusiones
Desde su origen, debido a su vinculación con la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, el museo se ha enfocado a albergar colecciones vinculadas con la ciudad y la provincia. Gracias al contacto con eruditos gallegos, los fondos aumentaron en número y procedencia. Dado a que se había alejado de sus intenciones originales, se vio adecuado lanzar una política externa que excluyese toda pieza sin relación directa con la provincia o la ciudad.
Sin embargo, los encargados de la institución siempre han intentado darles el respeto que merecen y, cuando han tenido la oportunidad, tales piezas han demostrado que son dignas de interés.
Es evidente, que la colección egipcia del Museo de Pontevedra compone unos fondos de gran importancia en el estudio del Antiguo Egipto y del mercado de antigüedades del pasado siglo, contando un piezas de gran variedad de tipologías y, en algunos casos, siendo bastante significativas.
Con el presente artículo y con los pocos estudios precedentes, tengo la esperanza de dar a conocer este tesoro y que llegue a tener un lugar en el futuro más brillante. Al menos, espero despertar el interés científico por las mismas y otras colecciones en su misma situación. Tengo claro que, si oigo algo acerca de la existencia de otro depósito de antigüedades poco conocidas, no dudaré en documentarlo y estudiarlo por el bien de la ciencia.
Si este se encontraba en un museo provincial de Galicia, tan lejos de Egipto ¿que habrá en otros museos alrededor de todo el mundo? Tal vez haya cosas que deban ser redescubiertas para poder salir de una vez a la luz. Yo supe de la existencia de esta colección gracias a gente que la recordaba expuesta hace años y a la colaboración directa del mismo museo, así que, si algo está claro, es que, si dejamos que el patrimonio del mundo se olvide, es probable que no lo podamos salvar.
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