Tras cinco meses viviendo en Malta y en los pocos días libres que me ha dejado mi trabajo, he tenido tiempo de estudiar el llamado “ojo de Osiris” u “ojo de Horus” de los luzzu, unas pequeñas y coloridas embarcaciones tradicionales que se han convertido en un símbolo de su cultura y patrimonio. Esto llamó mi atención nada más aterrizar en el archipiélago, tanto por la historia que escondía, como por las incoherencias que había podido observar. Sin embargo, pocas son las fuentes que tratan este icono explícitamente sin recurrir al argumento turístico básico. Aún con todo, adquirí algo de bibliografía, hablé con los habitantes locales, estudié los barcos directamente y até cabos para despejar mis dudas al respecto.
Luzzu tradicional ubicado en la localidad de Marsaxlokk, Malta
Las multitudes turísticas que llegan a estas islas son bombardeadas con información acerca de los principales lugares de interés y las peculiaridades de sus tradiciones. Uno de los símbolos más extendidos y referenciados en guías turísticas y souvenirs son los luzzu y, sobre todo, los dos ojos que decoran su proa. Esto es entendible dado a que se tratan de pequeñas embarcaciones muy coloridas y vistosas, al estilo de las góndolas venecianas, que se pueden encontrar fácilmente a lo largo de toda la costa maltesa. Estas son realizadas al modo tradicional y sus habitantes acostumbran a tratarlas con cierto mimo, incluso repintándolas varias veces al año (aunque muchos ignoren los significados simbólicos de los colores tradicionales) y elaborando los ojos a mano, cada uno con diferentes peculiaridades, pero siguiendo un patrón claro: una ancha ceja ondulante que se diferencia en color del resto, un aspecto orgánico en cuanto a angulosidad y una tendencia hacia los vivos colores que comulgan con el barco.

Algunos "ojos de Osiris/Horus" que me he encontrado en Malta
Sin embargo, los problemas comienzan cuando las guías y diferentes fuentes de información divulgativas mencionan que estos botes responden a una tradición milenaria, datando de la época fenicia. Se insinúa, en definitiva, que estos símbolos son un remanente egipcio propiciado por las conexiones marítimas fenicio-púnicas en el Mediterráneo.
La primera incoherencia está en el nombre. La mayoría de los malteses se refieren a este elemento como "ojo de Osiris", mientras que otros mencionan que se les puede llamar "ojo de Horus". Estos últimos son los más prudentes, ya que el concepto de "ojo de Osiris" no existe en el contexto egipcio. Los únicos ojos que alguna vez se encontraron en embarcaciones egipcias fueron el udjat u "ojo de Horus". Por otro lado, su aspecto se aleja bastante del canónico udjat egipcio. También cabe mencionar que es extraño esperar que una tradición tan antigua como la fenicia haya tenido tal pervivencia en la isla.
Antecedentes de los luzzu
Los fenicios establecieron una colonia en Malta, convirtiéndola en un punto importante dentro de sus conexiones comerciales en el Mediterráneo que, tras caer en declive, serían substituidas por las de los cartagineses, que continuaron su tradición. Esto implicó una fuerte presencia de estas culturas en el archipiélago maltés, que antes de su la llegada de estos pueblos se hallaba en plena cultura neolítica. Los fenicios trajeron consigo gran parte de su cultura y tradición, entre la que podemos hallar sus barcos, que pasarían a formar parte de la tradición marítima maltesa.
El Museo Marítimo de Malta nos ofrece una serie de maquetas y carteles que componen los antecedentes más antiguos de las embarcaciones tradicionales del país. Se encuentran dispuestas de modo cronológico, insinuando una suerte de evolución estilística.
Lo primero que encontramos es una embarcación egipcia, basada en un relieve de Deir el-Bahari de ha. 1500 a.C., relativa a la expedición comercial al país de Punt de la reina Hatshepsut. Se trata de un navío comercial destinado a llevar cargas. Dispone de unas características formales muy similares a las de los barcos mercantes fenicios que veremos a continuación. En este caso no cuenta con los dos ojos udjat pintados, pero, teniendo en cuenta otros ejemplos conservados, podemos evidenciar que se trataba de un elemento habitual.
Maqueta de una embarcación mercante egipcia. Museo Marítimo Nacional de Malta.
Los barcos mercantes fenicios (siglo VII-VI a.C.) comparten similitudes con las egipcias, aun contando con características propias. Se trataban de embarcaciones amplias, con una valla de que va de delante atrás sobre la cubierta como una partición para la carga, dejando los laterales libres para los remeros. Fueron llamados “hipopótamos” (“caballo de agua”) por los griegos, dado a que en algunos la parte delantera se decoraba con una cabeza de caballo y la anterior con una forma que recordaba a una cola de pescado. Tras la caída de las rutas comerciales fenicias en el Mediterráneo, los cartagineses adoptarían un modelo de naves mercantes muy similares.
Cartel sobre los barcos mercantes fenicios. Museo Marítimo Nacional de Malta.
Por otro lado, los barcos de guerra fenicios eran los birremes (dos líneas de remos), un tipo de embarcaciones evolucionados de las galeras e inventadas por los fenicios en el siglo VIII a.C. Además, disponían de una proa de forma apuntada para embestir y hundir al enemigo.
Cartel acerca de los birremes fenicios. Museo Marítimo Nacional de Malta.
La evolución de estas últimas embarcaciones son los barcos de guerra griegos del siglo V a.C. El trirreme disponía de 158 remeros en tres líneas (78 por cada una), además de velas cuadradas para impulsar la nave. Dispone de la misma proa apuntada de su antecesor. Se piensa que el primer trirreme fue construido por los corintios hacia mediados del s. VII a.C. Este ejemplo concreto está basado en un trirreme ateniense usado en la batalla de Salamina en 480 a.C.
Maqueta de trirreme griego. Museo Marítimo Nacional de Malta.
Por otro lado, los barcos de guerra Cartagineses (siglo IV-III a.C.) eran grandes largos y estrechos, con el mismo sistema de proa apuntada para usarlo de arma que hemos visto antes y una vela. En este caso contaría con una sola línea de remos, pero cada uno sería manejado por dos operarios. Es aquí donde comenzamos a ver generalizado el uso del ojo en la proa de estas embarcaciones.
Cartel de barco de guerra cartaginés. Museo Marítimo Nacional de Malta.
En el periodo romano podemos apreciar una serie de barcos mercantes (siglo I a.C.). Se trataba de embarcaciones con una cubierta redondeadas y un poste delantero inclinado hacia adelante. Disponían de una popa alta y un poste de popa alto doblado a menudo decorados en forma de cuello de cisne. Este tipo de naves eran vitales para el comercio y las comunicaciones marítimas mediterráneas del imperio romano.
Maqueta de barco mercante romano. Museo Marítimo Nacional de Malta.
Por otro lado, los barcos de guerra romanos se caracterizaban por una proa apuntada, una torre en la popa como elemento de combate y dos grandes ojos pintados en la popa.
Cartel de barco de guerra romano. Museo Marítimo Nacional de Malta.
Los luzzus se encuentran principalmente emparentados con los barcos mercantes fenicios y cartagineses, que debieron ser los modelos con más presencia en el archipiélago. La principal diferencia del luzzu está en su tamaño y colores, siendo este mucho más pequeño y colorido, dada las funciones hacia las que estaban enfocados (principalmente transportes cortos y pesca). Por otro lado, la forma de la proa y popa se encuentra notablemente más elevada. Es de mencionar también que existen otras embarcaciones tradicionales maltesas que pueden albergar diversos símbolos e incluso el mismo ojo, como es el caso del Tal-pass muestran unas similitudes más cercanas a las originales embarcaciones fenicias. En este caso, pese a ser más pequeñas y ricas en decoración, son mucho más similares en forma, contando incluso con los antiguos remates de proa y popa en forma de cola de pez. Es evidente que existe una relación cercana entre las antiguas naves mercantes fenicio-púnicas y las embarcaciones actuales maltesas.
Izquierda: Luzzus de diferentes tamaños - Derecha: Tal-pass
Según el encargado del Museo Marítimo de Malta durante mi visita (convengamos que este señor no tiene porqué saberlo todo), los luzzus actuales son una evolución de un tipo de embarcación fenicia, que tuvo continuidad, pero de ningún modo se mantuvo inalterado, sino que se adaptó a las necesidades y las peculiaridades maltesas. De este modo, el tradicional luzzu, así como las otras tipologías de embarcaciones que se hallan en la costa maltesa, tendría unos cuantos siglos de antigüedad (la fuente más antigua que tenemos data del siglo XVII), aunque su origen fuese mucho más antiguo.
En este cuadro, por ejemplo, se nos representa una embarcación fenicia tradicional junto con un moderno luzzu. Está claro que el artista era consciente de los orígenes y la evolución de estas embarcaciones tradicionales.
Cuadro que contrapone el antiguo barco mercante fenicio al luzzu maltés. Museo Marítimo Nacional de Malta.
El ojo en la cultura egipcia y su aplicación marítima
El ojo humano aparece representado desde la V dinastía, pudiendo representar la capacidad de percepción ante el mal y siendo un poderos amuleto contra este. El "ojo de Horus" o udjat, por otro lado, al relacionarse con el mito de la lucha de este dios contra Seth, simbolizó la totalidad, aquello repuesto y completado y, en algunos casos, la justicia. El ojo izquierdo de Horus (el que perdió durante la batalla y fue repuesto) se relacionó con la Luna, mientras que el derecho lo hizo con el Sol.
Ojo Udjat de fayenza (s. VI-IV a.C)
Como amuleto llegó a ser uno de los más importantes y utilizados, encontrándose íntimamente relacionado con la protección del fallecido en el ámbito funerario. Este amuleto evitaba que el difunto fuese dañado por múltiples entes, además de protegerlo contra la mala fortuna y potenciar su visión, tanto real como introspectiva. Es por ello que se hallaba a menudo sobre el pecho o en la incisión abdominal de la momia.
Sin embargo, se aprecia en gran número de contextos: estuvo presente en los remedios contra males oculares, en los muros de los templos para asegurar el correcto funcionamiento del ciclo solar y lunar, en la cerradura del naos, etc. Según Hornung (1992), la ofrenda de este símbolo se podía poner en paralelo con la ofrenda de maat. Dicho de otro modo, se convertiría en una manera de aplicar orden frente al caos, alegando las amenazas dañinas y peligrosas.
En cuanto a los barcos, disponían de un simbolismo propio, siendo el vehículo de muchas divinidades, sobre todo en las celebraciones en las que se llevaban sus imágenes en procesión. En estos casos disponían de los atributos de estos dioses en la proa y popa.
Por otro lado, el udjat fue pintado en la proa de los barcos a modo de dos ojos gemelos, pero representados de un modo independiente. En ocasiones también se representó en la pala de los remos. Esto era común tanto en barcos de reyes y divinidades como navegantes particulares y mercantes. Al parecer, la inclusión del ojo animaba el objeto y de forma mágica le daba la facultad de ver. Aunque también cabe destacar la idea de alejar al mal y a las fuerzas del caos.
Parece ser que, dada la exposición al peligro de la vida en el mar, los navegantes del Mediterráneo decidieron adoptar esta costumbre, pintando o tallando ojos en la proa para eludir los peligros que escapan a la protección terrenal.
Fueron los fenicios, que crearon fuertes relaciones comerciales con los egipcios, los que exportaron este amuleto y el estilo oriental al occidente mediterráneo, donde fue adoptado por los etruscos-tirrenos y las poblaciones del sur de la Península Ibérica. Los griegos pintaron grandes ojos redondos ophtalmoi en los navíos de sus colonias del norte del Nilo (Naucaris), aunque le dieron otro sentido religioso y forma, aun conservando su sentido supersticioso.
No es de extrañar que una cultura como la marítima no se demorara en extenderse. De este modo, este símbolo de protección de los navíos penetró en varias culturas mediterráneas e incluso se mantuvo hasta nuestros días en ciertas zonas (aun perdiendo su característica iconografía).
El udjat no solo se ha mantenido en los luzzu, sino que también se puede hallar en las embarcaciones de Cerdeña y Chipre, así como en barcos de Cataluña y Portugal como testimonio de antiguos contactos fenicio-púnicos y en el Golfo de Vizcaya, se aprecian barcos de pesca vascos que usan desde tiempos muy remotos este símbolo, que ellos conocen como begi-ordeak o begijet.
En la terminología marítima a estos elementos ses sueles denominar ophtalmoi u oculus.
Barco con oculus construido en Thalassa, Portugal.
Los fenicios como agente de transmisión cultural y del oculo
La problemática de la transmisión simbólica de una punta del mundo (Mediterraneo oriental/Egipto) y otra (Mediterráneo occidental/Atlántico) tiene como agente importantísimo el papel de “agentes culturales” desempeñado por los fenicios y cartagineses y sus rutas comerciales marítimas. Su labor mercantil conectó inevitablemente varios pueblos y civilizaciones, transmitiendo, de forma consciente o inconsciente conceptos, ideas, artefactos y símbolos.
Esto propició, como ya hemos mencionado, un importante traspaso cultural, encontrando elementos propios de la cultura fenicia y cartaginesa en diferentes yacimientos. Dadas las relaciones comerciales con el este del mediterráneo y, sobre todo, con Egipto, piezas procedentes de estas culturas o elaboradas como imitación de las mismas se hallaron en Malta. Del mismo modo, se piensa que es así como llegó la tradición del ojo protector a formar parte de las embarcaciones maltesas.
El udjat, símbolo asociado a la protección y la seguridad, tiene una estrecha relación con los marineros/pescadores y sus embarcaciones, pese a ser expuesto, naturalmente, a evoluciones formales resultantes de las influencias de diferentes comunidades y sus creencias o prácticas. La profunda relación con el mar tanto de los fenicios como la de los diferentes pueblos del Mediterráneo evidencia una especial sensibilidad a la simbología protectora.
Ya en época de los Caballeros de Malta se menciona que el "ojo bueno, el viejo ojo o el oculus", pintado en las barcas por los artesanos malteses para contrarrestar el mal de ojo, se remonta a los fenicios y los griegos.
Este oculo, ubicado en la sección de proa de los barcos, tanto de babor como de estribor se hallaba en el Tal-pass y en embarcaciones pesca de todo tipo (los luzzu, kajjik, felukka, firilla y dghajsa tal-Latini). Como sabemos, esta tradición ha permanecido desde el siglo XVII hasta el día de hoy con la idea de ornamento y de protección contra el "mal de ojo". De 400 pinturas revisadas para un estudio de arte religiosa en el contexto marítimo maltés, se encontró solo un caso en el que el oculo se pinta en un bote, por lo que esto podría significar que no fue siempre tan habitual como hoy en día. Debido a esto, parece haber un antecedente claro al ojo maltés, pero no un origen claro del modelo moderno.
Por otro lado, en muchos casos podemos apreciar una proliferación de símbolos que substituyen o acompañan al ojo, desde símbolos puramente cristianos hasta otros con una naturaleza más local y supersticiosa.
Conclusiones
Está claro que la mayoría de las fuentes información turística maltesas muestran una información sesgada. Las embarcaciones tradicionales maltesas tienen un origen en las antiguas naves mercantes fenicio-púnicas, ya que sus similitudes estilísticas son muy cercanas. Sin embargo, estas tipologías han sufrido un proceso de adaptación a las tradiciones y necesidades maltesas, modificándolas en cierta medida. La aparición de los vivos colores y las decoraciones parecen responder a las características y necesidades culturales, como es el caso de la supersticiosidad. Algunos estudios han estudiado los significados de los colores como una forma de mostrar la localidad del pescador o, incluso, el luto.
En cuanto al llamado por muchos “ojo de Osiris” no tiene nada que ver con el dios del inframundo egipcio, sino que parece ser una adaptación de la tradición de los ojos de proa en los barcos traída por los fenicios de Egipto tras la observación de su tradición de disponer el udjat en sus embarcaciones. Sin embargo, tampoco lo podríamos definir como udjat u "ojo de Horus", porque la tradición marítima de los ojos de proa modifica tanto la forma como el significado del símbolo originario adaptándolo a diferentes zonas, aunque mantenga su naturaleza supersticiosa. Parece ser que la denominación más exacta para este elemento sería el término general de oculo.
Esto no implica que las fuentes maltesas mientan sobre su patrimonio. Existe un origen fenicio de las embarcaciones y una tradición simbólica en los ojos que se remonta a los antiguos egipcios. El nombre de “ojo de Osiris” parece ser una denominación relativamente moderna (teniendo en cuenta que en algunas fuentes no muy antiguas los denominan directamente oculus) que puede llevar a error, pero no deja de ser la denominación libre de un símbolo con unas peculiaridades propias más allá de su origen egipcio o de su hermandad con otros elementos marítimos de la misma naturaleza. Debido a esto, y pese a su inexactitud, no hay razón para pensar que el nombre es erróneo.
Pese a todo, es fascinante encontrar en el medio del Mediterráneo un remanente faraónico y ver hasta donde se ha podido adaptar en forma y significado, ya que es un ejemplo vivo de la historia de Egipto y de la historia del mar, un amuleto que, aún sufriendo modificaciones que reflejan su viaje, ha logrado sobrevivir hasta el día de hoy.
Bibliografía:
- Benito Goerlich, José María (2009) La barca solar en el arte del antiguo Egipto. Ars Longa (nº 18). p. 33
- CASTEL RONDA, E. (2009) Diccionario de signos y símbolos del Antiguo Egipto, Alderabán Ediciones
- Cuschieri, Andrew y Muscat, Joseph. Maritime Votive Paintings in Maltese Churches. Msida: L-Università ta' Malta, 1989. p. 121-144
- Tatrik, Katre (2018) Luzzu Truths. Feature. p. 49
lunes, 15 de abril de 2019