Los jeroglíficos que los acompañan los identifican como
“los que hacen cantar al instrumento”. Algunos académicos han interpretado estos misteriosos relieves figurativos como un intento de sistematizar gráficamente la música, una forma arcaica de escritura musical destinada a convertir algo efímero en algo eterno.
Pese a que el quirónomo es una figura fascinante, se suele relegar a una simple teoría poco estudiada. No por menos, ya que, por su naturaleza, no se pueden sacar conclusiones definitivas acerca de su función. El primer investigador en tratar este tema fue Hans Hickmann en 1953, cuando comparó esta iconografía con la forma de dirigir de la iglesia copta de su época. Esta comunidad ha tenido continuidad en ciertos aspectos de las costumbres del antiguo Egipto y mantuvo la práctica quironómica hasta hace unas décadas. Además, según este autor, era inevitable establecer similitudes entre los gestos realizados en la iglesia copta y la de los relieves egipcios. Antes de Hickmann, se solían referir a estos personajes como cantantes y, de hecho, aún se publican libros que los mencionan como tal. Sin embargo, tras esta primera aportación al campo de estudio otros como Rafael Pérez Arroyo han abordado el tema.
La quironomía en la historia
Al margen de la figura del director musical o maestro (sb) -que también existía en el antiguo Egipto, especialmente cuando se trataba de coordinar a grupos numerosos- la quironomía se refiere a una forma de dirigir o indicar movimientos melódicos con las manos ligada a las tradiciones musicales orales, especialmente en el canto de los textos religiosos. Existió como una forma de dirección musical a instrumentistas. Esta práctica no se basaría en dictar las notas y la ejecución directamente, sino que serviría a modo de guía para ejecutar canciones ya aprendidas.
Existió en culturas como la de Israel, Bizancio, China, Japón, India, Corea, Tíbet o Mesopotamia. En occidente se aplicó al canto llano para facilitar la memorización de las melodías litúrgicas en el medievo. Por ello, no es descabellado pensar que pudiera existir esta práctica en el antiguo Egipto.
Su origen parece obvio, los movimientos realizados por los cantantes en el momento de enseñar los repertorios a sus discípulos debieron sistematizarse, asignándose una función y significado exacto a cada uno. Posteriormente, pasaría a su forma escrita figurativa.
Descripción del quirónomo
Los quirónomos egipcios se manifiestan en forma de hombres (y mujeres en raras ocasiones) en escenas de índole musical desde la IV dinastía hasta el final del Imperio Antiguo, donde casi desaparecen a favor de la imagen del cantante con arpa sobre la de los “hombres que cantan con la mano”. Se sitúan en frente de los músicos y cantores mientras, aparentemente, les hacen gestos. Pueden manifestarse en grupos de uno a tres frente a un número indeterminado de instrumentistas.
Parece ser un sistema de signos muy desarrollado: podrían representar un sonido, un modo rítmico, un modelo melódico, una escala o sonidos centrales de un tetracorde o cualquier grupo de notas, incluso formas de cantar (timbre, tremolado, intensidad…). Sin embargo, se refieren a una posición relativa, no a una afinación absoluta.
En la escritura jeroglífica, el brazo y la mano se convertirían en los símbolos exclusivos de hacer hst, los que “hacían música” o “hacían cantar al instrumento” que estaba a su lado.
La práctica y la representación quironómica
Según Hickmann, la concepción de esta técnica en Egipto no era sólo dirigir, sino también representar visualmente, y proponía que la diferencia con otros períodos y civilizaciones era su funcionamiento. Mediante la comparación con los métodos de los cantores coptos se ha podido reconstruir un repertorio básico de gestos que permitió al profesor alemán plantear las primeras hipótesis sobre su significado.
Recuperado de Perez Arroyo (2001)
La posición de cada gesto tiene una importancia vital para especificar un tono. Hickmann terminó por deducir que los dos siguientes signos representaban (de izquierda a derecha) la
quinta y la
fundamental .
Signos fundamentales propuestos por Hickmann, Mastaba de Akhetetep.
Recuperado en Perez Arroyo (2001)
Comparándolos, pudo determinar la posibilidad de que representasen dos series completas de notas de la escala pentatónica. Para establecer si se trataba de un sonido grave o agudo, los comparó con la postura del arpista, asignando el sonido agudo a la cuerda más corta (la más próxima al interprete) y el grave a la larga (la más alejada).
Se piensa que el ángulo del brazo indicaría las notas agudas y graves y, el gesto de la mano, indicaría un final en la nota fundamental o dominante de la escala (el primer o el quinto grado respectivamente. El codo levantado o apoyado sobre la rodilla debía modificar la altura de la voz, representando un intervalo más alto bajo con respecto a la fundamental del modo. De hecho, en la iglesia copta, levantar la mano y el antebrazo indicaría una nota alta, bajar el brazo, un intervalo descendente y la mano baja o en el suelo representaría la nota grave.
La otra mano, que se vería sobre la rodilla, el muslo o la oreja, podría indicar los tres modos de hacer música. Estos modos fueron creados -mitológicamente- por Thot, como inventor de la teoría musical mediante una lira de tres cuerdas que representaba las tres estaciones y modos:
- El tono alto: ajet o verano.
- El tono medio: peret o primavera.
- El tono bajo: shemu o invierno.
Recuperado de Perez Arroyo (2001)
Algunos quirónomos podrían incluso representar signos compuestos, mostrando las dos posiciones fundamentales junto a otros signos. Algunos ejemplos como los de la mastaba de Ptahhotep, en Saqqara, que representa una postura polifónica, con la fundamental y su quinta simultáneamente, sugiriendo un posible estilo de bordón.
Por su lado, el ritmo puede llegar a interpretarse a través de esta figura y observando a algunos bailarines, cuyos gestos, en ocasiones, parecen dar a entender una idea rítmica. Otra interpretación es que se trataba de un ritmo aditivo, no sujeto a un ritmo racional mensurable en compases, de un modo similar a los derviches o los bailadores de flamenco, que entienden el ritmo como un todo y no dividido en partes iguales, sino que es ritmo vivo y flexible que evoluciona a través de su ejecución.
Según Hickmann, los quirónomos podrían indicar una rítmica de un modo similar al de los músicos hindúes. Algunos parecen golpear su rodilla con el puño izquierdo mientras hacen un signo con la derecha. Otros parece que lo hacen con la palma de la mano, probablemente indicando un tiempo inicial o final dentro de una secuencia rítmica similar a la de los “talas” hindúes, mientras indican los tiempos fuertes y débiles con la mano derecha. Supondríamos, entonces, que el tiempo fuerte se representaría con la mano sobre el muslo, y la alzada, el débil.
De este modo, Hickmann nos dice que se trataba de signos complejos, que podrían representar un sonido, un modo rítmico, un intervalo, un modelo melódico, una escala o algunos sonidos centrales de un tetracordo o de cualquier otro grupo de notas. Todo ello se referiría a una posición relativa de afinación. También podría simplificar algunas formas de cantar una melodía, utilizando un timbre especial, aplicando una especie de tremolado o para modificar la intensidad.
Desaparición
La quironomía alanza un gran desarrollo durante el Reino Antiguo, sobre todo entre la IV y la VI dinastía. Gracias a la trasmisión continua dentro de la clase sacerdotal, la práctica de los movimientos metodológicos se mantendría hasta el ocaso de la civilización. Sin embargo, parece que la representación iconográfica del quirónomo desaparece tras el Reino Antiguo. Hay varias teorías acerca de la desaparición casi repentina de este complejo sistema de representación. Lo más lógico parece ser pensar en que fuera debido a la complejidad del sistema y pérdida de influencia del culto heliopolitano.
Del quirónomo solo quedó el signo del brazo y la mano como jeroglífico y el movimiento melódico en la enseñanza.
Conclusiones
La quironomía surge ante una necesidad de clasificación mediante unos signos inalterables. Sin embargo, tras la caída del Reino Antiguo, se perdió esta doctrina de signos musicales, arrastrada por la perdida del antiguo canon religioso.
Si las hipótesis acerca de estas figuras están en lo cierto, podría ofrecer una información muy valiosa, desde la existencia de la polifonía, hasta uno de los intentos de notación musical más antiguos.
La posición, tanto de los instrumentistas, como de los quirónomos o los bailarines, no parece estar elegida al azar, y no es algo habitual en el arte egipcio. Todo estaba supeditado a un complejo ritual que, hecho de otro modo, perdía su capacidad mágica y sagrada, siendo inútil, lo que se solía intentar evitar.
Aún con todo, intentar interpretar cómo sonaba esta música parece una tarea inviable. No los podemos leer como una partitura diastemática occidental moderna, sino que parece ser un tipo de escritura musical iconográfica o figurativa en la que podemos apreciar un precoz deseo de fijar la música para la eternidad y sin un interés en la divulgación social. Parece un intento de sistematizarla para la eternidad.
BIBLIOGRAFÍA:
- Andrés, Ramón. El mundo del oído: El nacimiento de la música en la cultura. Barcelona: Acantilado, 2008. p. 258
- El Mundo de Sophia (2012) La música en el Antiguo Egipto. Sitio web: http://www.mundosophia.com/la-musica-en-el-antiguo-egipto/
- Pérez Arroyo, Rafael (2001). Egipto: La música en la era de las pirámides, Madrid: Editorial Centro de Estudios Egipcios, SL. p.p. 120-131
viernes, 3 de agosto de 2018