Estos días, las noticias acerca del Grand Egyptian Museum están siendo abundantes dada la proximidad de su inauguración parcial. Por ello, me ha parecido una buena idea dedicar una entrada al mismo. Uno de los temas por los que más me he sentido académicamente atraído -aparte del Antiguo Egipto- es la
arquitectura contemporánea, ya que creo que es un medio de expresión muy potente, que no cae en la desconexión con el público que existe en gran parte del arte actual.
A lo que nos enfrentamos en este caso es a todo un hito en lo que respecta al mundo de la egiptología, ya que el museo egipcio más importante del mundo (el del Cairo), pasará a un segundo plano frente al museo arqueológico más grande de la historia y, esperamos, solucionará algunos problemas importantes que venían ocurriendo en el antiguo museo y que terminaban afectando al legado cultural faraónico.
El nuevo museo promete adaptar las últimas tendencias a la tradición y las necesidades de la egiptología, ello sin despreciar los valores expresivos que puede aportar un edificio de estas características y teniendo siempre en cuenta la importancia del contexto en el cual se ubica.
Origen y construcción
El proyecto se remonta a 1992, cuando se asigna un espacio de cerca de 50 hectáreas para las instalaciones a través de un decreto presidencial. Sin embargo, no es hasta el 7 de enero de 2002 que es anunciada una competición a nivel internacional para diseñar el complejo. La participación fue numerosa: 83 países diferentes de los que llegaron más de 1.550 diseños conceptuales, algunos de ellos de arquitectos de talla internacional.
En octubre del mismo año son seleccionados 20 diseños para pasar a las “preliminares”, teniendo que entregar las especificaciones técnicas de los diseños conceptuales. Es en mayo del 2003 cuando se anuncia el ganador del premio valorado en 250.000$. Este fue Heneghan Peng Architects, una firma de arquitectos con base en Dublín y Berlín. Algunas de sus obras más destacadas son el Museo Tonofenfabrik y el Centro de Visitantes del Giant’s Causeway.
Museo Tonofabrik, al sur-oeste de Alemania y Centro de Visitantes del Giant's Causeway, Irlanda.
El diseño esquemático del museo fue finalizado en junio de 2005 y el diseño de las exhibiciones en noviembre del mismo año. Sin embargo, el diseño detallado no comenzaría hasta abril de 2006.
Los arquitectos trabajan en conjunción con ingenieros mecánicos (Buro Happold Engineering) e industriales (Arup). Además, Atelier Brüeckner, un arquitecto y diseñador de interiores Alemán de gran relevancia, fue incorporado en 2016 para diseñar las galerías de Tutankhamón, la gran escalera, la plaza del atrio y el “museo de los niños”.
Siendo uno de los mayores proyectos arquitectónicos actuales a nivel global, cuenta con más de 3.000 trabajadores, que han estado trabajando -por turnos- 24 horas al día, lo que ha hecho que el proyecto avance con rapidez. Sin embargo, las complicaciones son habituales en este tipo de proyectos y se han tenido que retrasar fechas en ocasiones.
El mayor problema que asumió la construcción fue la llegada de la primavera árabe en 2010, lo cual derivó en la caída repetida del gobierno egipcio.
La financiación del proyecto procede de la Japan Internatinal Cooperation Agency y, en parte, del mismo gobierno egipcio y suma un desembolso de 795 millones de dólares.
Sin embargo, esta inversión puede que llegue a beneficiar al país ya que, tras la gran caída del turismo en los últimos años, un sector del que depende directamente el 10% de los trabajos de Egipto, el nuevo museo, que pretende ser parcialmente inaugurado este mes de mayo, espera la llegada de una nueva oleada de visitantes.
Concepto
El proyecto se encuentra condicionado, principalmente, por tres elementos: el borde de la meseta, que lo divide en dos secciones; la vista hacia las pirámides; y el acceso desde la carretera Cairo-Alejandría (Desert Road).
Se sitúa a 2 km de las pirámides de Giza. Entre la ciudad del Cairo y las pirámides. El espacio de 491.000 metros cuadrados que ocupa se encuentra también en una localización intermedia entre el valle del Nilo y la meseta de Giza, sin llegar nunca a invadir esta última. Mediante esta construcción se ha creado un nuevo “límite” para a meseta, siendo que no invade esta, pero si se acopla a su borde.
Dada la importancia a nivel arqueológico de la meseta de Giza (incluyendo, además de las pirámides, la necrópolis, la ciudad de los trabajadores y la gran esfinge) resulta ser un buen telón de fondo para el mayor museo egipcio del mundo. De hecho, uno de los muros, que se encuentra orientado a las pirámides es de cristal, permitiendo una amplia vista desde el interior del mismo museo, que, además, es completamente nueva, dado a que se sitúa en el nuevo “límite” de la meseta.
El museo se apoya en el antiguo límite geológico de la meseta.
Sin embargo, también se tiene en cuenta el valor de la ciudad del Cairo y Alejandría, ambas conectadas al museo por la carretera antes mencionada. Se nos da a entender que el museo es un camino desde la modernidad hasta la antigüedad casi literal, ya que llegaríamos desde estas modernas ciudades hasta la antigua necrópolis de Giza. Se concibe así, casi como un portal en el tiempo, accediendo mediante unas escaleras monumentales hasta una posición elevada en la que podríamos apreciar la vista de las pirámides en todo su esplendor.
Diseño
A simple vista, la construcción parece una especie de triángulo, siendo este basado en las mismas pirámides con las que se relaciona directamente, ya que sus muros norte y sur se alinean perfectamente con las pirámides de Jufu y Menkaura. De hecho, los arquitectos afirman que el diseño se basa completamente en los ejes visuales que se extraen de las tres grandes pirámides, desde el conjunto general, hasta el detalle estructural más pequeño.
Correlación del edificio con el eje de las pirámides.
El resultado de este proceso de diseño es la imagen en planta de los rayos del sol que representan una civilización en ascenso, lo cual se intensifica con el techo plegado, dando un efecto volumétrico e intensificando la expresividad. De tal forma, se divide el edificio en 6 bandas condicionadas por los ejes visuales de las pirámides, que se extienden hasta el punto de fuga más allá de la propia estructura, condicionando la disposición de los jardines exteriores. Los pliegues estructurales del techo siguen la organización espacial de las bandas temáticas y estos están dispuestos de un modo en el que matizan la luz interior. Un gran espacio y la intersección de líneas permite trazar un plano flexible que aporta claridad y facilita la orientación en el edificio.
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Distribución en bandas de la estructura del complejo.
Una de las bandas acoge la llamada “Gran Escalera”, que sirve como preludio a la galería desde la que se aprecia la vista de las pirámides y se encuentran las salas principales y como punto de acceso a las diferentes salas que la flanquean. La superficie del edificio está definida por el alabastro oriental traslúcido, material en el que se realizaron importantes obras como el sarcófago de Seti I. Gracias a sus propiedades, la luz del día entraría parcialmente al interior y provocará efectos lumínicos entre el día y la noche.
Aspecto final de la Gran Escalera
De este modo, el museo pretende ser expresivo a la vez que muestra una claridad funcional con la que los visitantes se encuentren cómodos y se orienten con facilidad.
Exposiciones, servicios y disposición de las salas
En conjunto, el museo se organiza en 24.000 metros cuadrados de exposición, casi la extensión de 4 campos de fútbol, un museo para niños, instalaciones para educación y conferencias, un gran centro de conservación y 50 hectáreas de jardines.
El acceso se lleva a cabo a través de una serie de capas. El visitante llegará por un patio o plaza monumental, que acogerá las estatuas más colosales, llegando al atrio y, tras entrar, deberá subir la escalera monumental en la que se disponen diferentes estatuas. El visitante estará ascendiendo hasta alcanzar la altura que corresponde a la meseta de Giza y, una vez allí, encontrará una zona de galerías que permitirán ver las pirámides por primera vez desde dentro del museo, gracias al gran muro de cristal. A lo largo de la gran escalera se disponen exhibiciones especiales, talleres de conservación, exposiciones temporales y el principal depósito arqueológico.
En la galería superior se encuentran las exposiciones permanentes, organizadas en las cinco bandas de la estructura, estableciendo así los 5 ejes temáticos, siendo la sexta banda la ruta de la gran escalera. Las bandas organizarán los artefactos de forma cronológica, abarcando desde la prehistoria hasta el periodo en el que Egipto se convirtió en una provincia romana. Adicionalmente, la galería de Tutankhamon, junto con la escalera, será un área especial.
Unas pocas áreas del museo se encuentran excavadas en el subsuelo y estarán destinadas a exposiciones especiales.
El complejo incluirá, además, de un centro de conferencias, un centro educativo, espacios destinados recrear antiguos palacios faraónicos y un museo para los niños. Por otro lado, los edificios auxiliares incluyen restaurantes, un parking, exhibiciones adicionales y trabajos externos.
El museo incorporará tecnología de vanguardia, como realidad virtual para facilitar la interpretación de las exposiciones y ayudará a la difusión de información por todo el mundo.
El museo, en su inauguración completa contendrá, aproximadamente 100.000 artefactos. Entre ellos, destacan el tesoro de Tutankhamón, que se podrá ver ya en la inauguración parcial, y la segunda barca funeraria de Keops, actualmente bajo trabajos de excavación, entre otros muchos tesoros. La Gran Escalera acogerá, de momento, cuatro grandes estatuas entre las que se incluye la de Ramses II, traída desde la plaza del Cairo. Sin embargo, se espera que se sitúe en este lugar una gran cantidad de estatuas.
Imagen conceptual de la exposición de Tutankhamon
Muchas de las piezas procederán del Museo del Cairo, pero este no cerrará sus puertas.
¿Que implica la aparición de este museo?
En lo que se refiere a la museología existe el concepto de "museo como rehabilitador de ciudades", normalmente relacionado con los centros de arte contemporáneo. Es el caso del Guggenheim de Bilbao entre otros. La idea es la de que un edificio de estas características puede incentivar la economía de un lugar al abrirse a una cultura como la del arte contemporáneo. Hay otros modos de verlo, como obras que pretenden convertirse en un centro de actividades y acciones culturales de todo tipo. Sin embargo, la mayoría de las veces, esto viene abanderado por magníficas obras arquitectónicas deconstructivístas o, en general, de última tendencia.
Este movimiento puede tener diferentes resultados, algunos de ellos, por desgracia, poco favorables. El Pompidou de París, por ejemplo, ayudó a la rehabilitación de una zona deprimida de la ciudad, y el ejemplo antes mencionado, incentivó la economía de toda una ciudad. A pesar de esto, muchos otros proyectos terminaron negativamente. Es el caso de la Ciudad de la Cultura, en Santiago de Compostela. Pretendía ser un centro que incentivaría la cultura, la economía y que mejorase la relevancia general de la ciudad gallega en el ámbito nacional e internacional. Contó con un gran arquitecto (Peter Eisenman), elegido a través de un concurso, un alto presupuesto y, sobretodo, unas altas expectativas, pero llegó la crisis económica, las obras quedaron inacabadas y su popularidad sigue bajando pese a las continuas campañas publicitarias. Incluso, es probable que no llegue a terminarse.
Lo que quiero decir con esto es que el Grand Egyptian Museum es un proyecto ambicioso, que está siguiendo patrones en esto de los grandes museos de últimas tendencias y tecnología de vanguardia, lo cual no le garantiza ser un éxito. De hecho, el museo ha sufrido problemas durante las obras, como es la primavera árabe o el incendio en el edificio de conferencias de hace unos días.
Parece que de momento las obras avanzan correctamente y es un hecho que ya disponen de una relevancia internacional. No por nada, estamos todos expectantes. Eso no quita que no se deba continuar con precaución, nada está escrito y, hasta el año 2020 no está pensada la finalización completa del complejo.
Esperemos que todo salga bien. El proyecto parece ser el correcto, habiendo sabido adaptarse a las necesidades del patrimonio egipcio y echando mano de la tecnología de vanguardia, no solo para ayudar a la conservación, sino también a la difusión y docencia del Antiguo Egipto. Todo ello, sin olvidar la expresividad que puede ofrecer la arquitectura al discurso.
En definitiva, este museo debería salir a delante, no solo por el proyecto arquitectónico como tal, sino también porque el legado de los antiguos egipcios lo necesita hoy más que nunca.
Bibliografía:
martes, 8 de mayo de 2018